Sus amigos dicen que no podía haber elegido mejor día para nacer, hace 36 años, que ése en el que lo hizo: 31 de Octubre, Día de las Brujas (Madrid). Y aunque ella se resistiera a ser este personaje en su cuento (por querer ser la princesa), tuvo que rendirse ante la evidencia de las pruebas cuando volvió a nacer una mágica noche: la Noche de San Juan.
Por eso, decidió estudiar el arte de inventar pócimas y bebedizos y, tras pasar unos años en una escuela de alquimia, obtuvo el diploma que la acreditaba como apta para envenenar manzanas y encantar ruecas que hagan dormir cien años.
Actualmente vive en Madrid, en un palacio con cristales de colores que fue antes una fea taberna pero que un hada madrina, agitando su varita transformó en lo hoy que es. Conserva puestos sus zapatos de cristal y sólo escribe cuentos que cuenten algo